Truman Capote definió las entrevistas a las estrellas del cine en
promoción como el género ínfimo del periodismo. Seguramente tenía razón,
pero cuando el que está de promoción es Allan Stewart Königsberg, es
decir, Woody Allen, resulta imposible resistirse. Nacido en Brooklyn,
Nueva York, el 1 de diciembre de 1935, director, guionista, actor,
músico, escritor, cuatro veces ganador del Óscar, “Allen es uno de los
directores más respetados, influyentes y prolíficos de la era moderna,
rodando una película al año desde 1969”. O eso dice la Wikipedia.
Últimamente, harto de que los productores de su país le controlen los guiones y los repartos, el creador de
Annie Hall
ha rodado varias películas en Europa. Tras Londres, París y Barcelona /
Oviedo, es el turno de Roma, donde ha dirigido e interpretado
A Roma con amor, descuidada, loca y a ratos deliciosa sucesión de chistes, gags y tópicos con
Roberto Benigni,
Alec Baldwin y
Penélope Cruz en el reparto.
Demolida por la crítica, la película se estrena en España el día 21.
Pregunta. No suele usted dar entrevistas. ¿Por qué?
Respuesta. Creo que no sirven para nada. La
promoción nunca funciona. Nadie se cree una palabra de lo que dices, y
hacen bien. La gente no va a ver tu película porque lea tu entrevista.
Creo que van cuando sus amigos les dicen que es buena; y si no, no van.
“Nunca sabes por qué la gente viene al cine ni por qué le gusta tu película”
P. Ya lo dijo Sol Hurok: “Cuando la gente no quiere ir (al teatro), nada los detiene”.
R. Exacto. Y, al revés, nunca sabes por qué vienen ni por qué les gusta una película.
“Me han ofrecido rodar en Moscú, en China y en Sudamérica”
P. ¿Cree que esta la irán a ver por usted o por Roma?
R. No sé. Roma es una ciudad preciosa. Estuve allí
tres meses, y pude visitar lugares espléndidos, conocer a mucha gente y
comer esa comida buenísima.
P. ¿Es el final de la etapa europea?
R. No, no, espero seguir rodando fuera; el próximo
filme
lo haré en Estados Unidos, pero el siguiente se hará fuera. Me han
ofrecido rodar en Sudamérica, en Moscú, en China, en diferentes sitios, y
estamos decidiendo.
P. ¿Vino aquí solo por dinero?
R. Aquí me financian, y siempre estoy luchando por
encontrar dinero, así que si un país me llama y me dice “ven a hacer una
película, te la pagamos”, da igual si es Brasil o China, me lo tengo
que tomar muy en serio.
P. ¿En su país no le financian sus proyectos?
P. Puedo encontrar dinero, pero siempre quieren
intervenir, leer el guion, saber quién actúa, todo ese tipo de
información que no me gusta dar. En Europa no les importa, me dicen “te
conocemos, nos fiamos de ti, toma el dinero y haz la película”. Lo
prefiero de lejos.
P. Algunos críticos han dicho que sus películas europeas son como guías turísticas.
R. Estoy de acuerdo. Me encantan las ciudades y amo
fotografiarlas. Si tengo la oportunidad de trabajar en Roma, Barcelona o
París, intento enseñarlas, es muy importante para mí. De modo que sí,
estoy de acuerdo con lo de que son como guías turísticas.
P. También dicen que no va mucho más allá de los clichés…
R. Eso también es completamente verdad. No tengo
conocimiento real de esas ciudades, no conozco Barcelona como un español
o Londres como un inglés. En Europa soy estrictamente un turista, y
tengo la percepción de un turista.
P. Y diría que eso es ¿bueno o malo?
R. Creo que bueno. Es lo que quiero hacer y me
parece que es lo que el público quiere ver. Me gusta dar mi percepción
de turista. De hecho, es lo que hice hace años con
Manhattan en
Nueva York, y todo el mundo en la ciudad dijo “eso no es Nueva York, es
una Nueva York romántica, no la verdadera Nueva York”. Estoy de
acuerdo.
P. Una ciudad idealizada.
R. La que ven mis ojos. Mi visión de Roma, Londres o
París le interesará a la gente a la que le interesa mi forma de mirar.
Si quieren saber cosas sobre economía, política, crimen, un
entendimiento profundo, yo no sé lo suficiente…
P. Pues sería estupendo que hiciera una película sobre la mafia…
R. ¿Le parece? Nunca he tenido una buena idea, si la
tuviera la haría en un minuto. ¡A la gente le encantan las películas
sobre la mafia!
P. ¿Le gusta
El Padrino?
R. Me encanta, la segunda entrega es una obra
maestra. Adoro también a Scorsese y sus películas, y sí, creo que
funcionaría una película cómica sobre la mafia. Si tuviera una buena
idea…
P. Su personaje en
A Roma con amor tiene terror al avión, ¿usted también?
R. Vuelo, pero siempre voy inquieto. No tomo
pastillas y no me gusta el whisky, pero a veces tomo una cerveza. Si
tengo que ir voy, pero no me gusta.
P. ¿Qué tal lleva estar mucho tiempo fuera de Nueva York?
R. Me encanta vivir en Nueva York. Cuando trabajo
fuera vuelvo para editar la película, montar, poner la música y hacer la
posproducción. De vez en cuando salgo con la banda de jazz a una gira.
No me importa estar fuera si los hoteles son buenos.
P. ¿Logra usted escribir cuando viaja?
R. Ahora no estoy escribiendo porque acabo de terminar el
casting de la nueva película. Es una historia seria, emotiva, con Alec Baldwin y Kate Blanchet.
P. ¿Cómo ve a la vieja Europa con su enorme crisis?
R. Veo que Europa está peor que Estados Unidos
ahora; nosotros hemos pasado una época muy mala, pero Obama ha sido muy
eficaz, y creo que lo será más todavía en los próximos cuatro años,
después de las elecciones. Ha hecho un buen trabajo, lento y duro, pero
lo ha hecho. Si Europa sigue así, eso tendrá un efecto malo sobre
Estados Unidos, y puede complicar la victoria de Obama. Grecia es un
gran problema, y España está pasando un momento muy malo, pero distinto.
España es un país grande y uno siente que saldrá de esta. Sobre Grecia
estoy menos seguro.
P. Ya dijo usted que escuchar a Wagner produce raros efectos…
R. Alemania tiene que responder a la crisis de una
manera generosa y cooperativa. No pueden exigir más austeridad porque
eso es muy duro para la gente y no ayuda a crear empleo. Hay que hacer
lo contrario de eso.
P. ¿Ha notado síntomas de depresión en el sector cultural?
R. No demasiado. La crisis es el gran tema de
conversación, pero no siento que la cultura europea se haya resentido.
En Estados Unidos hay más humor político. Pero si la crisis empeora no
sé qué pasará. Sí se nota el malestar de la gente, y es comprensible.
P. ¿Italia sintió el impacto Berlusconi?
R. Bueno, fue un líder muy extravagante, de eso no
hay duda. A la gente le gustan esos personajes, tal vez porque son
misteriosos y tienen un componente emotivo. Quizá les divierte. Le
votaron, no es que se hiciera con el poder por la fuerza, pero luego se
convirtió en demasiado loco, y eso, combinado con los problemas
financieros, acabó con él.
P. Usted tiene una edad parecida, pero lleva una vida más tranquila, ¿no?
R. Estoy casado desde hace 15 años, tengo un niño de
12 y otro de 13, los llevo al colegio, vivo una vida de clase media,
estoy en casa, ensayo el clarinete y hago gimnasia en mi máquina.
P. Hace poco leí que un escritor decía que Nueva York está muerta.
R. Sigue siendo el centro cultural del mundo. La
gente de París y Londres todavía quiere ir a vivir allí. Está llena de
música, teatro, arte, moda, política, periodismo, tiene de todo. Lo
único que ha declinado en los últimos 15 años es el crimen. Cuando veo
París, Roma, ciudades maravillosas, y vuelvo a Nueva York, noto lo
grande que es, ves que hay el doble de energía, ese ruido nervioso, esa
maravillosa excitación.